jueves, 18 de octubre de 2007
El vivir inventando cosas en un manicomio
"BDSM es la denominación usualmente empleada para designar una serie de prácticas y aficiones sexuales relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidad extrema o no-convencional."
WIKIPEDIA
Este relato lo escribo después de un largo tratamiento en un hospital psiquiátrico en Virginia, Estados Unidos. Mi hospitalización creo ha sido obligatoria, por estar vinculado a la muerte de unas personas que desconozco casi por completo, a según de los enfermeros maté a mis padres y hermanos cosa que no creo. Luego fuí relacionado a otro asesinato, el de mi primo Marck y su novia Velvet en Estados Unidos, con quienes probablemente fumé toloache algun vez en la frontera con México.
En cierta forma todo esto es verdad, nada ha sido inventado a pesar que según los médicos mi problema es un daño irreversible en mi cerebro, tendré que esperar un largo tiempo para poder salir de este lugar donde me mantienen casi permanentemente sedado y aislado.
Yo creo que todo esto es parte de la otra cara de la moneda de la cual si siento poder dar fe que sí sucedio aproximadamente de esta forma:
Tenía aproximadamente 8 días de haber dejado Guatemala, temía por ser ajusticiado por esos malditos sicarios que hacía ocho días habían asesinado a mis padres y a mis dos hermanos menores según supe por involucramiento de mis padres en problemas políticos y dinero. Mi deseo de venganza era incontenible y mi furia obnubilaba toda generosidad, toda bondad, la fe había muerto con Dios y mi destino era una broma sucia y macabra, mi único deseo era tener una dulce venganza aunque eso significara mi muerte.
Por esos días de estar en el norte, me había conectado con unos irlandeses que tenían raices latinas además, llamados los CLOCKWORK ORANGE, su relación era muy estrecha, como buen chapín y confiado aún pese a mis últimas experiencias, empecé a consumir cocaína y heroína por separado. Empedernido en el uso de las sustancias y su combinación me llegó la hora de probrar algo más, no solo usarlas sino darles usos extremos, fue cuando uno de esos días que me parecieron largas noches, me inyecté en las venas cocaína y heroína, el famoso speed ball . Recuerdo los primeros instantes y de un placer intenso que entró en mi cerebro, como un hormigueo y mi corazón latía frenéticamente, a cientos de kilómetros oía el eco de las voces, y la grabadora que no dejaba de sonar NIN, y luego Alice in Chain´s con la voz moribunda de Layne Staley que me hacía sentir miedo. Minutos después me sentí inmóvil y un frio mojado brotó en la punta de mis dedos, sentí valor y proferí con un grito una palabra: ¡PUUUUUUTAAAAAA!.
Bondage, Disci, Domi, Submi, Sadis y Mason, me miraron intrigadamente, Clarck con su novia Velvet, seguían cogiendo como locos en una cama al lado bajo efectos de otras sustancias.
¡What´s up mother fucker, are you crash my trip!. Me dijo violentamente Sado. Con los ojos desorbitados y confundido, apenas podía ver mi cara debido a la dilatación de sus pupilas. El único que hablaba español era Submi, este era bisexual y era hijo de una salvadoreña con un irlandés, me advirtió tranquilamente de lo que se disponían a hacer y si acaso no me calmaba, tendrían que tomar otras actitudes; al final me calmó y encaminó a la terraza del edificio y desde allí respiré un poco de aire.
Minutos después Submi, alistó mi otro brazo e inyectó una sustancia la cual a esas alturas no me importaba lo que hiciera. Un calor estrepitoso subió desde el culo hasta la columna vertebral, y empecé a sentir erección. Submi me alejó de la orilla de la terraza, abrazándome de los hombros bajándome lentamente por las gradas y caminé por aquel estrecho laberinto del edificio abandonado donde me hallaba desde hacía 4 días desde que dejé a mi abuela, una vieja gringa que pude conocer 18 años después y que en realidad no me trataba mal. Pero yo ya sabía mi destino o al menos eso creía y era estar lejos de cualquiera de mis familiares.
Al entrar en la habitación otras dos chicas habían llegado y se encontraban desnudas, una de color y una rubia. Bondage, les ponía unas esposas, mientras Disci amarraba un cincho al cuello de una de ellas, una morena afroamericana que parecía más un transexual, debido a su intimidante tamaño. Submi empezó a excitarme, en mi trip lo miraba como a la chica rubia y hermosa y por momentos le preguntaba, ¿eres señorita? y así varías veces, no soy señor me respondía muy a lo lejos.
De un momento a otro mientras cerre y abrí los ojos, estaba tirado en el piso atado como una oveja y embadurnado de sangre, heces y orina. Solo alcancé a ver a Bondage orinando a la morena mientras la rubia tenía sexo con Submi, Sadis y Domi, mientras Mason filmaba toda la orgía en una Hi-8 de marca desconocida.
Al otro lado alcance a ver Marck y Velvet desnudos colgados de los pies a una viga del techo con una soga mientras, Disci, les golpeaba con una vara de bambú los genitales. No sé a que hora la rubia que habia llegado con la morena, me defecaba en la cara, intenté desatarme pero el asco fue tal que me volví a quedar inconsciente.
Sin tener noción del tiempo horas después estaba en un lugar blanco y plácido, sin sentir ninguna molestia, solo un sopor que me invitaba a dormir, el cuarto olía bien y desinfectado. No sentí ninguna resaca y traté de incorporarme pero me habían amarrado de pies y manos.
A mi mente vino el recuerdo lejano de la noche en que mis padres murieron y que una hora antes de la carnicería, empecé viendo unas páginas de internet de Hard Core Sex y Slave Girls, luego tomé un ácido y después recordé que unos sicarios habían entrado en mi casa y asesinado a mi familia. Sé el nombre o apodo de uno de estos malditos es Ab……or… no es, Am……brox. Se me olvida mucho a veces lo recuerdo bien pero nadie me cree, nadie.
Ya sin amarras escribo estas líneas en un block de papel a rayas, dos hombres de blanco entran en mi habitación son muy parecidos a Bondage y Submi. –Submi, Bondage, I´m Rob… …Zombie ¡Ja!.- Los dos hombres mueven la cabeza sonrientes y se dicen el uno al otro:-Qué trip el del chavo, de seguro tomó florifundia y no se recuerda de ni mierda-.
Por la tarde observé un puente y un edificio que se me hacían familiares. Y me percato que en ningún momento he viajado a Estados Unidos, tampoco he participado de un BDSM, es claro, me he dado una sobredosis de LSD y tengo psicosis severa e irreversible. Me levanto y en la orilla de la cama dice psicosis exógena, con aluciones fuertes, delirium tremens, convulsiona cada 6 horas con cuadros de 30 minutos. Mantener con…
…De nuevo he despertado en la habitación de Estados Unidos y los chicos estaban como los había dejado antes de meterme el Speed Ball. Solo sonrien, mientras al otro lado Marck y Velvet, yacen horrendamente ensangrentados, me he levantado para observarles y al acercame a la cama, Marck y Velvet se levantan con una horrenda carcajada con escasos dientes en la boca y la lengua atorada de piercing´s, miro un cuadro negro que me absorbe y he vuelto a despertar en el hospital psiquiátrico Federico Mora. Una loca ninfomaniaca se masturba con un tolete de policía y unas enfermeras y enfermeros la han atado para llevarla de nuevo al confinamiento.
Son las tres de la tarde y hace calor aquí en Virginia como el de un algún infierno, los enfermeros norteamericanos hablan muy bien el español y entienden poco el inglés, es increible como afectó el problema del muro a Estados Unidos, tuvieron que dejar el inglés y aprender español para poder ser aceptados por nosotros los latinos.
Ilustración digital: Sergio Espada Umaña
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3 comentarios:
Impresionante. Estas historias no deberían tener sentido, pero en una buena narrativa, lo tienen. Me viene a la mente un relato de Irvine Welsh. E inexorablemente una imágen de Danny Boyle. Excelente secreción de creatividad Espada.
Gracias, estimado me encanta lo de secreción pero por la forma que contiene en sí la palabra es mi favorita. No he leido ese libro así que ya sabes que me lo podés regalar junto con Kundera, ya que solo he leído fragmentos.
En silencio, invoco la 5a. Enmienda de la Constitución de Estados Unidos: nadie está obligado a declarar en su contra.
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