martes, 16 de octubre de 2007
Cuento de una plegaria para querer retornar
Si te figuras una larga paz antes de renacer, te juro que piensas mal. Entre el último instante de la conciencia y el primer resplandor de una vida nueva hay “ningún tiempo” -el plazo dura lo que un rayo, aunque no basten a medirlo billones de años. Si falta un yo, la infinitud puede equivaler a la sucesión.
F. Nietzsche
No anhelar distantes venturas y favores y bendiciones, sino vivir de modo que queramos volver a vivir, y así por toda la eternidad
F. Nietzsche
Las saetas de metal atravesaron el windshield, ella pudo observar lentamente el rostro de sus dos hijos, reconocer el rostro frío de su atacante y sentir llorar. Tiempo después se acordó de ella misma y se vió inmóvil, las lanzas aún no habían entrado por completo en su cuerpo, sólo sintió leves alfilerazos en sus sienes, sus pechos y un dolor lejano en el centro de su corazón…
…Ubicó sus pensamientos y pudo sentir que tal vez había transcurrido una hora. Miró las muecas de sus hijos que se habían abalanzado contra ella pero estaban varados en el tiempo. En su mente pidió volver a vivir lo más hermoso de su vida y un Dios le concedió la petición...
…Miró la luna y algo sugirió un beso y una lágrima de dolor cayó de sus ojos tristes, una mano enorme la acarició y unos suaves labios la besaron en la frente y diose cuenta que de nuevo era una bebé...
…Corrió por sus lugares favoritos, besó los labios más enamorados, se tumbó desnuda en las sábanas y al despertar del letargo, un pequeño rostro se formó en su regazo, ¿sería de un varón o una hermosa niña?, ¿o tal vez eran dos?…
…Se mantuvo acariciando por largos momentos aquellos pequeños cuerpos, un lapso de tiempo pasó y se olvidó del auto, los golpes, el trabajo, el placer, el dinero, el horror, y su mente se centró en criarlos lo mejor que nunca pudo, pues nunca se es mucho y nunca se es poco...
…De nuevo recordó sus días de niña y que sería mejor no cometer los mismos errores aunque era improbable no cometerlos de nuevo. Rogó a un Dios que la ayudara para no tropezar, pero volvió a sentir pena, luego cayó la noche y estuvo sola, a oscucas bajo la lluvia fría que caía suavemente, pero una mano amiga la tomó de su frágil cuerpo y la volvió a llevar consigo…
…Pensó en volver temprano casa, sus hijos siempre fervientes no se sintieron frustrados, como pajarillos al atardecer en el nido esperaron su llegada y con avidez la besaron y ella les devolvió de su entrañas el esfuerzo del día, los ojitos enamorados vieron su rostro y fue la mejor cena de tantas noches…
…Por unos momentos más pensó en traer más vida, pero solo pensó bajo la incógnita, y luego descansó en la eternidad de la mil millonésima del segundo…
…La luz día se avecinó a sus ojos desfallecidos y los preparó como siempre, habían gritos: ¡qué eso no se hace!, ¡qué eso no se dice!, ¡deja esto, deja aquello!. Los preparó para ir al colegio. Tomó una ruta diferente o talvez la misma, no se sabe, de pronto su auto paró, solo vió una luz con la ráfaga de un trueno, y una rosa blanca se volvió en carmín.
Y otra vez volvió a nacer, a enamorarse, y multiplicarse, a ser feliz y a correr olvidándose del azul de la vida…
…¿Un pequeño rostro se formó en su regazo, sería de un varón o una hermosa niña?, ¿o talvez eran dos?, se mantuvo acariciándolos por largos momentos aquellos pequeños cuerpos, paso otro lapso largo y eterno se olvidó del auto, las lacerantes heridas, el tedio del trabajo, del efímero placer, del dinero y del horror, y su mente se centró en que había mucho amor dentro de su corazón más del que se imaginaba y vió que era bueno…
…Y nunca más sintió horror, no sintió ya nada, solo amor y una mano enorme acarició su rostro y beso sus delgados labios y vió de nuevo la ráfaga de luz.
"Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de enfrentar todos los comos."
F. Nietzsche
Dedicado a todos los seres humanos que han visto morir a su lado a otro ser humano de forma violenta.
S. Espada 2/10/07
Fotografía de Sergio Espada,
Ruinas del Convento de Capuchinas,
La Antigua Guatemala.
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1 comentario:
Espantoso, para los que sabemos, pero sentidísima forma de expresar lo inexpresable. Se fue y sí, creo, querría retornar.
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